Lucio Agustín Torres *
El colapso económico es inminente. Los países más industrializados del mundo enfrentan una gran crisis de deuda provocada por el quiebre del crédito del año 2008. Estas crisis originadas por el colapso del crédito resultan ser mucho más prolongadas y profundas que las crisis desatadas por un estallido financiero. Gran parte del mundo se enfrenta a este tsunami de la deuda que los tiene al borde de la bancarrota, como Grecia, Irlanda y Portugal.
Mientras Standard & Poors ha castigado nuevamente la deuda griega otorgándole la calificación más baja del mundo (triple C = bonos basura), Bill Gross, el ejecutivo de Pimco, ha señalado que las finanzas de Estados Unidos están peor que las griegas. Si a la deuda pública de Estados Unidos, que supera los 14,4 billones de dólares, se le agregan los 50 billones de la deuda de Medicare (Plan de salud) y otros programas de asistencia pública, esta asciende a 100 billones de dólares, es decir, el 700% del PIB estadounidense, cifra imposible de reducir en menos de dos o tres décadas.
Esta situación está generando un intenso debate tributario en Estados Unidos, al que incluso se ha sumado Alan Greenspan, uno de los responsables de la burbuja financiera, quien ha pedido derogar todas las rebajas tributarias de la era Bush. Estos bajos impuestos, y las bajas tasas de interés, provocaron que los destinos del 1% más rico y del resto del mundo se hayan hecho diametralmente opuestos. Y el fuerte y persistente desempleo amplia aún más la brecha entre ricos y pobres.
La economia mundial es posible sufra un nuevo desplome, y este; está a la vuelta de la esquina.
El mundo se ahoga en una montaña de deudas y el sistema financiero está colapsado con derivados tóxicos mientras los bancos centrales siguen rescatando en sigilo a la banca privada. Nada se ha hecho por enfrentar los temas de la banca que llevaron al desplome de la economía global, de la cual no hay recuperación verdadera. Todo indica que el 2008 volverá a Repetirse y las seis semanas continuadas de caídas bursátiles anticipan el retorno de la tormenta perfecta.
La velocidad y magnitud de este declive han sido inusualmente severos y lo demuestra la débil creación de empleos por parte del sector privado estadounidense: 38.000 puestos de trabajo en mayo, en la economía que cuenta con el mercado laboral más flexible del mundo.
Queda claro que las recesiones que tienen su origen en el colapso de las burbujas alimentadas por crédito son más graves y duraderas que las recesiones generadas por los intentos de frenar el recalentamiento inflacionario. Puede necesitarse de una o dos décadas para estabilizar los precios de los activos inflados por la burbuja especulativa, y se hace necesario una seguidilla de quiebras masivas para reducir el excesivo apalancamiento financiero generado en el período de la burbuja. La consecuencia de este proceso es la fuerte contracción del gasto privado que debilita la demanda como pasa ahora en España, Estados Unidos y otros países europeos.
En este escenario de profundo debilitamiento tienden a recrudecer el déficit fiscal, ya que el desplome de los ingresos genera menos recaudación tributaria. Una de las formas de evitar este shock es con el empuje del gasto fiscal, pero los apremios por la reducción del déficit y el sometimiento a los planes de austeridad aceleran la caída. Este profundo shock interno enfrenta en la actualidad fuertes vientos en contra que lo hacen ser más intensivo. Por un lado las alzas en el petróleo y las materias primas, y por otro el impacto en las cadenas de suministro tras el terremoto y tsunami de Japón.
La tendencia tradicional del sistema financiero estadunidense y mundial a movilizar dinero ocioso penetró al ámbito del ahorro mundial de los trabajadores, incluidos los fondos de pensiones y pagos de seguros. Con ello estuvo en condiciones de movilizar recursos crecientes ya no sólo en las esferas locales, sino a nivel mundial. Lo hizo a través de dos tipos de créditos, expandidos como nunca: crédito a la vivienda y crédito al consumo.
Como nunca antes y en todo el mundo el crédito penetró en estratos sociales de menores ingresos. Bancos y agencias inmobiliarias tentaron de forma enérgica a los trabajadores a tomar prestado, incluso con fondos reunidos en países diversos, como aconteció drásticamente en Estados Unidos.
Esto se tradujo en un proceso de financiarización o expropiación financiera de los asalariados. Y los ha llevado a una de las mayores regresiones de su historia reciente, por tres fenómenos primordiales: 1) las enormes pérdidas económicas que han sufrido los deudores hipotecarios, principalmente los prestatarios de bajos ingresos del sector llamado de alto riesgo; 2) las pérdidas de capital provocadas por la caída de los precios de un amplio abanico de valores en todo el mundo, valores respaldados con garantía hipotecaria y con todo tipo de activos y de acciones y que han implicado severos efectos en el volumen y la distribución del ingreso; 3) el enorme volumen de recursos públicos que se ha canalizado se sigue canalizando para rescatar bancos e instituciones financieras en todo el mundo y que se ha traducido en una significativa merma de la atención a las necesidades sociales.
Mucho se ha perdido. Muchísimo. Empezando en Estados Unidos. Por todo ello, es muy severa la hondura de la crisis actual y su superación será muy pero muy dolorosa, máxime que no se derive de errores de política económica a o fallas de las instituciones, sino de la naturaleza misma del funcionamiento de la economía mundial actual.
El gobierno estadounidense al ver los problemas provocados por la crisis financiera optó por rescatar empresas y dar liquidez a su sistema financiero. Durante enero del 2007 a diciembre del 2010 las autoridades financieras inyectaron un monto de 5.04 billones de dólares equivalentes al 35.2% de su PIB. Comparativamente esto equivale al PIB de Japón en el año 2009.
¿Seguiremos cruzados de brazos, mirando como los mismos fracasados, políticos y economistas causantes de la crisis mundial, son ahora los encargados, de cambiar para que nada cambie?
Defendamos nuestros derechos a tener un trabajo digno, salud, educación y oportunidades para todos.
Director de Blogs Alternativos en Red *