domingo, 23 de octubre de 2011

El Poder Económico mundial




Por Lucio Agustín Torres *


Mientras van aumentando las protestas a nivel mundial contra el excesivo poder financiero y corporativo de empresas monopólicas y oligopólicas que han tomado por asalto todos los sectores productivos de la economía mundial y cuyo resultado es la brutal crisis económica y social que vive la humanidad. El poder económico mundial se re-agrupa, concentrándose en todos los sectores de la vida humana. Un análisis que combinó matemáticas y datos, realizado por especialistas de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH), en Suiza, sobre 43.000 corporaciones transnacionales (CT) ha revelado que un relativamente pequeño grupo de organizaciones, principalmente bancos, cuentan con un poder desproporcionado sobre la economía global. Ha revelado que existe un conjunto de 1.318 corporaciones –casi todas instituciones financieras- que dominan la economía global.
La idea generalizada es que el “éxito” de estos gigantes se debe a la eficiencia y alta competitividad del libre mercado. La concentración del poder económico mundial en las empresas y los bancos de Estados Unidos y, en menor medida, de la Unión Europea no significa que los mercados mundiales son competitivos, sino que en buena medida son definidos por los monopolios de ambos poderes que los dominan. Los flujos financieros, farmacéuticos, software y de seguros los determinan las 10 empresas líderes de origen estadounidense y europeo. Los mercados mundiales se en-cuentran divididos entre 238 empresas y bancos estadunidenses y 153 europeos por ejemplo.
James Petras, sociólogo estadounidense en el 2002 escribió: “Las implicaciones de esta concentración del poder son relevantes. Ningún país del denominado Tercer Mundo puede darse el lujo e «liberalizar» sus mercados, ya que Europa y Estados Unidos se lo impiden debido al control que logran ejercer con la superioridad y concentración de sus recursos. Así pues, es falso el argumento liberal según el cual el libre comercio aumentará los niveles de «competitividad» de las economías en vías de desarrollo.
En segundo lugar, la concentración del poder no es meramente producto de la eficiencia, la gestión y el knowhow, sino que es resultado directo de las políticas estatales de Estados Unidos y Europa. Por ejemplo, el Congreso de Estados Unidos acaba de aprobar (mayo 2002) un monto de 182.28 mil millones de dólares para subsidiar la agricultura estadunidense durante la próxima década, en contradicción con las propuestas de «libre comercio» que Washington tanto gusta defender. Las implicaciones para los tomadores de decisiones en el Tercer Mundo son claras: deben proteger y subsidiar a sus productores privados o públicos para compartir el pastel de los mercados, dentro y fuera de sus países, tal como los poderes imperiales lo hacen”.
Casi 48 por ciento de las empresas y bancos más importantes del mundo son de Estados Unidos y 30 por ciento son de la Unión Europea; solamente 10 por ciento pertenece a Japón. En otras palabras, casi 90 por ciento de las corporaciones más grandes que dominan los sectores de la industria, los bancos y el comercio son estadunidenses, europeas y japonesas. El poder económico se concentra en estas tres unidades económicas geográficas, y no en conceptos vacíos como «imperio» sin imperialismo o corporaciones multinacionales «sin territorio». Dentro de este sistema el poder económico imperial de Estados Unidos sigue siendo dominante. Esto resulta claro si examinamos de cerca los sectores económicos clave. Cinco de los 10 bancos principales son estadounidenses, así como seis de las 10 empresas farmacéuticas y biotecnológicas, cuatro de las 10 compañías de gas y petróleo más importantes, nueve de las 10 compañías líderes de seguros y nueve de las 10 principales empresas generales de comercio al por menor. El sector de las aseguradoras es el único en el que la Unión Europea se lleva la mejor parte del pastel con respecto a Estados Unidos (por un margen de cinco a cuatro). El poder imperial estadounidense está diversificado a lo largo de varios sectores económicos, pero particularmente la fuerza dominante la tienen en las finanzas, la industria farmacéutica y biotecnológica, de la información y el software, y el comercio al por menor. Dicho de otra forma, las gigantescas compañías estadunidenses poseen una red poderosa que controla los sectores de la «nueva economía», las finanzas y el comercio. La concentración del poder económico de Estados Unidos se hace más evidente si se consideran las 10 principales empresas del mundo: 90 por ciento son de origen estadounidense; de las 25 principales, 72 por ciento son propiedad de Estados Unidos; de las 50 más importantes, 70 por ciento son de ese país, y de las cien líderes, 57 por ciento también. África y América Latina brillan por su ausencia en la lista. Y los llamados «tigres asiáticos» cuentan con tres empresas en la lista de las 500 más grandes, esto es, contribuyen con menos de uno por ciento.
Tuvo que pasar mucho tiempo para que los ciudadanos del mundo se animen a señalar de dónde vienen los males contemporáneos: de Wall Street. ¿Qué es, en realidad, Wall Street? Es la codicia, más la barbarie, más la técnica, más el dinero. En el momento en que escribo estas líneas llegan a diez millones las firmas reunidas por la campaña planetaria que opera por Internet, y ya son decenas de miles los manifestantes. Se ha pasado de la web a las calles. Somos millones los indignados, sin embargo se debe pasar de la indignación a la alternativa. Como reza el adagio popular: “No hay mal que dure un siglo, ni cuerpo que lo resista”.


Director del Grupo Editor del Norte *