jueves, 29 de julio de 2010

El juego limpio y la mala conciencia



Utilizar el Fair Play o juego limpio en el futbol, es casi una regla utilizada por los equipos y aplicada por las federaciones de cada País, como modelo a seguir en otras disciplinas deportivas, muestras de una sana competencia.
Este ejemplo a seguir debería implementarse en toda actividad humana, incluida la política.
La ética y la política se refieren ambas a la praxis humana, esto es, a las acciones que podemos realizar los hombres y a la dirección que vamos a dar a nuestra voluntad y libertad.

La diferencia estriba en que la ética es una praxis íntima, personal y la política es la coordinación de muchas acciones y, por ello, en esta última hay que tener en cuenta la voluntad de los demás. La política gira en torno a las leyes e instituciones creadas para elaborarlas y administrarlas.
Ética y política no son simplemente teorías sobre las que los hombres dedican su estudio y se ponen o no de acuerdo. Son un hecho que no hay que demostrar. Todos los días tomamos opciones éticas o políticas porque no vivimos en soledad sino en comunidad. Nuestra naturaleza es plenamente social.
La política manejada por individuos, en el caso peruano, de casi 200 años de sociedad republicana, ha devenido en una profunda crisis de valores éticos y morales, continuación de una larga historia de corrupción cada vez más abierta y descarada. Eso llamo yo…mala conciencia.
Aristóteles en su libro de la política decía: El bien es el acto propio de cada ser, es decir; aquel que viene determinado por su propia esencia o naturaleza. Y puesto que la naturaleza del hombre viene determinada por la función específica de su alma, el pensamiento, la felicidad consistirá fundamentalmente en un bien del alma: la contemplación.
El mayor bien para un hombre será el pleno desarrollo de aquello que le es más esencial: la inteligencia; la actividad contemplativa. Será la virtud de la sabiduría la que le procure al hombre la verdadera felicidad, aunque deba conjugarla con otras virtudes y con los bienes exteriores. (Riqueza, honores, fama, poder). Esto último está acabando a la especie humana.
¿Podrá el juego limpio ser regla en la política y erradicar la mala conciencia?

Hasta la Proxima.

Editor del Norte.