Por
Lucio Agustín Torres *
Toda la aldea global estuvo pendiente, sobre la última
elección presidencial en los Estados Unidos, donde el magnate de los casinos
- Donald Trump, se hizo de la
Presidencia del País más poderoso del mundo y cuya hegemonía está cediendo
terreno en el plano geopolítico y económico del planeta. Pero: ¿Cuál es el
pronóstico de la economía americana y que nos espera los próximos años de la
era Trump? “¡Es la economía, estúpido!" La célebre frase de
James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña que en
1992 le impulsó desde su modesto sillón de gobernador de Arkansas hasta el
Despacho Oval de la Casa Blanca, descolocando a su contrincante republicano,
George Bush, padre, que seguía alardeándose en los éxitos de la política exterior
estadounidense como el fin de la Guerra Fría o la Guerra del Golfo Pérsico,
olvidándose de los problemas cotidianos y de las necesidades más perentorias de
los ciudadanos, es la economía el principal escollo a enfrentar interna como externamente,
después de la debacle del 2008, Estados Unidos no se ha recuperado.
CRECIMIENTO
BAJO
Estados Unidos no se ha recuperado de la crisis económica
del 2008, los índices de crecimiento PBI – así lo indican: La última estimación de la Fed de Atlanta
para el crecimiento del PBI real de Estados Unidos en el último trimestre de
2015 es sólo una tasa anual del 0,7%.
Si eso resulta ser correcto, entonces la
economía de los EEUU habrá crecido (después de la inflación) apenas 1.8% en
2015, abajo de 2.4% en 2014. Además, la producción industrial y la producción
manufacturera Se han desacelerado y las
ventas al por menor, una medida de cuánto se está comprando en las tiendas,
también ha disminuido notablemente. Y lo más importante, las ganancias
corporativas están cayendo y las compañías reportan menos ganancias en sus
resultados trimestrales. Cuando los
beneficios caen, la inversión y luego el empleo eventualmente lo harán - sus resultados económicos siguen siendo débiles. El
crecimiento real del PBI per cápita ha sido de sólo un 1,4% anual, muy por debajo
de los niveles previos al colapso financiero mundial de 2008. Es la
recuperación económica más débil después de una crisis desde la década de 1930. El FMI espera que la economía de los EE UU crezca solo un
1.6% este año. Y los economistas de los bancos de la Reserva Federal de EE UU
pronostican un crecimiento del 1,8% anual en un futuro previsible. A
condición de que no se produzca una nueva recesión económica.
Y los beneficios de las empresas estadounidenses están
cayendo. Según los economistas del banco de inversión JP Morgan, los beneficios
corporativos en Estados Unidos disminuyeron un 7% con respecto a sus niveles
del año pasado. Sobre esa base, creen que, "la probabilidad de que una
recesión comience en los próximos tres años es de un sorprendente 92%, y la
probabilidad de que lo haga en un plazo de dos años, un 67%". Por otra
parte, la Reserva Federal estaba planeando aumentar su tasa de interés justo
después de las elecciones, porque considera que la economía está volviendo a la
'normalidad', aumentando el riesgo de desencadenar una crisis, aunque la
victoria de Trump podría frenar esa decisión como consecuencia de un
hundimiento de los mercados de valores. Sucedido día después de la elección.
Para graficar mejor, de lo que estamos explicando,
presentamos un cuadro estadístico de la producción manufacturera en términos de
porcentajes con referencia del año 2015 (0.76%).
PROPUESTAS
DE TRUMP
Sus propuestas económicas se limitan a reducir
los impuestos, reducir el gasto público y gravar las importaciones para
"proteger" los empleos en Estados Unidos. Los principales
beneficiarios de sus recortes de impuestos serán a los muy ricos. Con Trump, la
mayoría de la gente vería reducido cerca del 7%, pero el ahorro fiscal para el
1% superior (ricos) sería el 19% de sus ingresos. Para equilibrar el
presupuesto federal, el gasto del gobierno tendría que recortarse en un 20%,
afectando al gasto social, la educación y la sanidad. En el frente externo el
aumento de los aranceles a los productos extranjeros y la imposición de
sanciones punitivas a China y México, los dos mayores socios comerciales de
Estados Unidos, elevaría los precios en EE UU y provocaría graves tensiones. La
no firma del TPP, y salida del TLC con México y Canadá, enfrentaría los
intereses globalizadores de las corporaciones y de países involucrados. Con
relación a la reducción de impuestos, Joseph Stiglitz, premio noble de
economía, advierte: “Durante las tres últimas décadas, las reglas del sistema
económico de Estados Unidos han sido reescritas de manera que están sólo al
servicio de unos pocos que se encuentran en la parte superior, perjudicando a
la economía en su conjunto, y especialmente al 80% en la parte inferior. Si
Trump es serio en cuanto a abordar la desigualdad, debe reescribir las reglas
una vez más, de una manera que sirvan a los intereses de toda la sociedad, no
sólo a los intereses de aquellas personas que son como él”.
Por otro lado, la
protección de los empleos para los trabajadores de este País, Como dijo el pasado mes de marzo Donald Trump: "Voy
a conseguir que Apple fabrique sus ordenadores y sus iPhone en nuestra tierra,
no en China." Y quiere imponer un arancel del 45% a las
importaciones chinas. Se ha estimado que esto podría recortar el PBI de China
en un 4,8% y las exportaciones chinas a los EE.UU. en un 87% en tres años, de
acuerdo con Daiwa Capital Markets. Incluso si Apple encuentra suficientes
trabajadores en los EE.UU., el coste de fabricación de un iPhone 7 de Apple
podría aumentar 30-40 dólares, estima Jason Dedrick, profesor de la
Escuela de Estudios de la Información en la Universidad de Syracuse. Dado que
el trabajo representa sólo una pequeña parte de los costes totales de un
dispositivo electrónico, la mayoría de este aumento de los costes provendrían
de la importación de componentes a los EE.UU. Si los componentes del iPhone
también se hicieran en los EE.UU., los costes del dispositivo podrían subir hasta
90 dólares. Eso significa que, si Apple opta por pasar a los consumidores todos
estos costes, el precio de venta del dispositivo podría subir alrededor del
14%. Así que las políticas comerciales de Trump significarían un fuerte aumento
de los precios de los bienes en los EE.UU. para empezar, incluso suponiendo que
no haya represalias por parte de China.
CONClUSIONES
La ironía (y la
preocupación del capital) es que la Gran Recesión (2008) y la consiguiente
Larga Depresión (ocho años de desaceleración económica de la economía global)
acaben con la globalización. La globalización ya tenía problemas antes de Trump
y el Brexit. La crisis financiera mundial, la Gran Recesión y la consiguiente
Larga Depresión (similar a la de la década de 1930) desde 2008 - habían frenado en seco la expansión del
comercio mundial. Los líderes del G-20
se reunieron poco antes de la victoria de Trump y ya eran pesimista sobre la
globalización. Dicen que se oponen al proteccionismo comercial "en todas
sus formas". Como los economistas de Deutsche Bank dicen:
"Se siente como si nos acercásemos al final de una era económica ... y
el tiempo para evitar el cambio de régimen económico y político se acaba, dadas
las tensiones existentes en el sistema". La perspectiva económica de
los Estados Unidos, en la era Trump, estará marcada por grandes sorpresas, nada
agradables por cierto para la gran mayoría del pueblo americano y residentes de
este País.
* Director Grupo Editor del Norte