¡ya
se sienten las primeras medidas de la era Trump!
Por Lucio Agustin Torres *
En plena contienda electoral,
la prensa y el sistema político estadounidense consideraron al candidato Trump
como fanfarrón. Los tiempos están
cambiando, como dice la canción de Bob Dylan de los 60's. Y agregamos, en estos días de invierno - 2017 lo hacen
aceleradamente las mujeres (¡una inaudita marcha de dos millones de mujeres
protestando contra Trump en toda la nación americana, un día después de su toma
de posesión!) las mujeres, como siempre -como en
Francia en 1789, en la guerra civil española, en la Resistencia antinazi en
Francia e Italia- están a la punta del combate. Ellas, que son víctimas a la
vez del capitalismo y del machismo, ambos asesinos, sienten que están en juego
la democracia, la vida de centenares de millones y la civilización misma. Por
eso actúan.
¿Pero, Cree alguien; amigo lector, que la era Trump -será
democrática y pacífica? El nuevo presidente de los Estados Unidos Donald
Trump, firmó su primera orden ejecutiva instruyendo a las agencias
gubernamentales para que “alivien las cargas del Obamacare”, como se conoce a
la reforma de salud impulsada por su predecesor, Barack Obama. Adicionalmente,
el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano anunció que la reducción de 25
puntos porcentuales a las primas anuales de seguros de hipoteca que los
prestatarios pagan al tomar préstamos hipotecarios respaldados por el gobierno
(FHA mortages). Dos órdenes ejecutivas sobre inmigración: una sobre seguridad
fronteriza, que incluye la ampliación del muro, y una segunda para aumentar los
espacios de detención de inmigrantes indocumentados, Frenar el financiamiento
de las llamadas "ciudades santuario", Cancelar visas para
los ciudadanos de siete países musulmanes y que no reciban a los deportados.
Renegociar el acuerdo comercial con México y Canadá (NAFTA) y no a la firma del
TPP – continuar con los proyectos de energía tales como el oleoducto Keystone
XL, (tras grandes protestas de la población - el gobierno de Barack Obama, se
vio en la necesidad de parar dichos proyectos) “La
orden ejecutiva de Trump sobre el oleoducto Dakota Access viola la ley y los
tratados tribales. Tomaremos medidas legales”, dice; el jefe de la tribu siux
de Standing Rock, David Archambault II, los opositores al oleoducto Dakota
Access temen que una ruptura del oleoducto pueda envenenar el río Missouri, que
abastece de agua potable a 17 millones de personas. Conflictos sociales y las reacciones
no se han hecho esperar, Estados Unidos; vive desde el 2008 Una crisis política y económica que
posibilitó la elección de Donald Trump.
Pero ¿qué significa esta crisis?
Estados Unidos – una de las primeras democracias liberales – fue fundada por
una élite colonial que en un principio dirigió directamente la nueva
república. Con el tiempo, traspasó la dirección del estado a políticos
profesionales. La misión de la clase de políticos profesionales es
representar a los ciudadanos estadounidenses democráticamente, su trabajo es
mediar las contradicciones entre los intereses empresariales de la élite y las
necesidades del 99.9% del país. La presidencia de Trump es una señal
fuerte de que este arreglo ya no está funcionando. El Neoliberalismo no solo ha
deteriorado las condiciones económicas de las grandes masas de ciudadanos
norteamericanos, ha destruido la legitimidad social de los partidos políticos (Demócrata,
Republicano) Uno de los miembros de la clase gobernante con menos experiencia política
(y financieramente cuestionable), llenó el vacío de liderazgo político a base
de puras bravatas. A pesar de que los gabinetes presidenciales
típicamente han sido una puerta giratoria entre empresarios y políticos, la
riqueza del actual gabinete es mayor al de una tercera parte de todos los
estadounidenses, indicando que Trump está privatizando la presidencia bajo el
manejo directo de billonarios. El control directo de los billonarios refleja el
quiebre general del modelo político que ha manejado al capitalismo durante los
últimos 200 años. La captura billonaria de la Casa Blanca no es reflejo
del poder de la élite, sino de su debilidad. Esto no significa que no sean
poderosos fanfarrones – Trump es bueno en eso, pero Trump representa una ruptura
entre las élites, no su consolidación. Podemos esperar que Trump y su
gabinete clientelista continúen con el neoliberalismo y busquen ventajas
competitivas ante su competencia – otra cosa para la cual son buenos.
Pero Trump y Compañía no son buenos manejando la misión de la democracia y
manteniendo a las masas calladas mientras las élites corporativas saquean la
economía. Tendremos que pelear las mismas batallas que siempre hemos peleado,
pero bajo circunstancias nuevas.
Las manifestaciones
multitudinarias en Washington, Boston, New York, es el camino a seguir,
impidamos el regreso del fascismo, estar preparados; estamos advertidos.
*Director Grupo Editor del Norte