Lucio Agustín Torres
“Seguimos siendo como nación un organismo enfermo que
destila emanaciones malolientes. Sucede que cuando los cuerpos se enferman o se
vuelven corruptos o sus aguas se envenenan de estar estancadas durante un
tiempo excesivo, no solo se producen pestilencias sino que las epidemias y las
infecciones pululan y es difícil permanecer incólume ante el deterioro y el
miasma. Pero la hediondez basta para señalar el peligro”. Manuel
González Prada
El Perú es el principal exportador de cocaína en el mundo
y el narcotráfico en nuestro país genera aproximadamente 20 mil millones de
dólares por año, según un informe del diario estadounidense The Wall Street
Journal. ‘El ascenso del Perú como productor de cocaína’, indica que el aumento
de la violencia, la inseguridad ciudadana y la corrupción a nivel político que
el narcotráfico genera “podría descarrilar una de las economías de mayor
crecimiento de América Latina”. Pero hay otras cifras que nos llevan a pensar
que estamos ante la presencia del mismo “infierno”. Se calcula ganancias en miles
de millones dólares, esto representa el 1.15% del PBI mundial, mayor al PBI de
123 países. El 57% de los consumidores de cocaína que produce la región de los
andes, viven en EE.UU. o Europa, lo que pone en entredicho el principio de
responsabilidad compartida, el mercado local de drogas, aunque numeroso, en el
caso de drogas a nivel de estudiantes limeños: tenemos, alcohol (20.3%) tabaco
(12.9%) Marihuana (1.1%) pasta básica (0.4%) clorhidrato de cocaína (0.6%).El
narcotráfico internacional genera anualmente unos beneficios cercanos a los
400.000 millones de dólares, aproximadamente un 8 por ciento del comercio
mundial. En 1994 esa cifra fue mayor que la del comercio de hierro, acero y
vehículos de motor y más o menos igual al volumen total del comercio de
textiles.
Pero; al margen de cifras – este aporte es demostrar cómo
esta lacra social ha venido corrompiendo los tejidos y las instituciones
representativas de la sociedad peruana hasta alcanzar a la política y sus autoridades
en las garras de este cáncer mortal que es el narcotráfico.
UN
POCO DE HISTORIA
Guillermo Porto Cárdenas alias 'Mosca Loca' era el Vito
Corleone, del Perú. Corría 1981 y prometió al gobierno de Fernando Belaunde
Terry pagar la deuda externa, que era más de 17 mil millones de dólares, si lo
dejaban libre, fue condenado a 20 años de prisión, esta anecdótica propuesta,
paso a ser preocupación ciudadana cuando el 25 de julio de 1985 explota la casa
de surco conocida como “villa coca” Las pesquisas arrojaron una asombrosa
cadena de revelaciones, entre las cuales una pequeña agenda roja constituyó el
detonante del mayor caso de narcotráfico de que se tenga noticia no sólo en
Perú sino en Latinoamérica, cayeron “peces gordos” del negocio; entre ellos
Reynaldo Rodríguez López, alias “El padrino” muchos coroneles y generales de la
policía y el Ex – Premier ministro del gobierno saliente de Acción Popular,
Luis Percovich. El narcotráfico es una lacra que lejos de caer se fortalece y
golpea al Perú desde hace varios lustros. Luego vendría el gobierno del APRA (1985
– 1990) y con ello el caso de Carlos Lamberg, lo que fue no sólo un escándalo
sino que permitió esclarecer las conexiones de los altos dirigentes del APRA
con el narcotráfico, Lamberg fue uno de
los principales financistas de la campaña presidencial de Armando Villanueva
del Campo en 1980, época en la que adquirió Villa Mercedes, hogar de Víctor
Raúl Haya de la Torre. Pero la conexión mafiosa que existió dentro del APRA
llego al mismo secretario personal de Haya de la Torre, Jorge Idiáquez quien fue
detenido en México junto a Carlos Lamberg, en posesión de once kilos de
clorhidrato de cocaína. Este, no fue un hecho aislado. En esos años, Alan
García Pérez llegó a tener como cliente de su estudio jurídico de efímera
existencia a Evaristo Porras Ardila, uno de los principales narcos colombianos.
Las cerezas que coronaron al pastel fueron los casos del diputado aprista
Miguel Ángel del Pomar y del general FAP Frank Tweedle, descubierto en 1989
cuando trataba de sacar del país un maletín lleno de clorhidrato de cocaína. Un
año después caería en la Argentina la motonave peruana Mar Pacífico con 250
kilos de cocaína. El mafioso del Pomar huyó del país luego de quedar al
descubierto su actividad delictiva con altos dirigentes del APRA.
EL
ESTADO NARCO
Las políticas antinacionales, la hiperinflación, la
economía y la sociedad ingresaron a un proceso acelerado de corrupción y
descomposición nunca antes visto en la historia del Perú. El desastre del
gobierno Aprista, el terrorismo de Sendero Luminoso - financiado por el
narcotráfico, para crear el caos y destrucción en el País, como lo demuestra al
día de hoy los remanentes de las zonas en conflicto, chacales del crimen y narcotráfico.
El Estado mafioso alcanzó mayores dimensiones cuando desde (1990 – 2000) se
instaura en el Perú: “La década del Asco” con la dupla del oprobio Fujimori –
Montesinos.
Desmembrado el cártel de Medellín luego de la muerte de
su principal cabecilla, Pablo Escobar, y presionada por la DEA la segunda
organización —el cártel de Cali. Los traficantes establecieron rutas alternas
de exportación a través de las costas del Perú, pasando de simple exportadores
de hoja de coca, a industrializar en el propio territorio peruano. En mayo de 1996 agentes de
inteligencia de la Fuerza Aérea del Perú
descubrieron un cargamento de 176 kilos de cocaína, nada menos que en el avión
Presidencial, El piloto Luis Escárcega Ishikawa, era uno de los edecanes del
presidente Alberto Fujimori. En julio del mismo año,
encontraron otro cargamento, esta vez en un barco de la Marina. La revelación causó estupor y desconcierto en
el País. Sin embargo; Un año después de la incautación
de la droga, en julio de 1997, el entonces gobernante Alberto Fujimori exculpó en un
discurso público a los oficiales de la tripulación del narco-avión. Los oficiales no solo fueron
absueltos sino que uno de ellos, el coronel FAP Óscar Salinas, fue premiado con
un ascenso. En el Perú de los noventa reino un estado narco. Fujimori y
Montesinos, que gobernaron el Perú por más de una década, estuvieron
comprometidos con el narcotráfico. La primera clarinada de alerta se produce en
los primeros años de su gobierno. A inicios de 1991, apenas unos meses después
de la victoria electoral, su asesor Vladimiro Montesinos, comenzó a meter mano
en el comercio ilegal de la droga. Colocó al general del Ejército Nicolás
Hermosa Ríos al mando de las Fuerzas Armadas y mandó un nuevo paquete de leyes
otorgando amplios poderes a los militares sobre los valles cocaleros, con lo
que limitó el rol de la Policía Antinarcóticos.
Durante
esos años, y como se sabría poco tiempo después, la mayor parte de los
operativos de la Policía con la DEA, destinados a capturar droga o traficantes
en la selva, fracasaban porque los detalles se filtraban a los narcotraficantes
al ser comunicados previamente al Comando Conjunto del Frente Interno, bajo
control de los militares. Sin embargo, este
reconocido e impune vínculo de los militares en el valle del Huallaga tendría
sentido y sería explicable solo dos años después cuando, en pleno juicio, el
narcotraficante Demetrio Chávez Peña herrera, alias “Vaticano”, reveló que la
principal razón por la cual esa carretera operó como una pista de aterrizaje
hasta 1993 fue porque le pagaba 50 mil dólares mensuales a Montesinos por cada
avioneta que salía de la zona. El gobierno de
Alberto Fujimori fue corrupto y tuvo claros vínculos con el narcotráfico, por lo que no sorprende que su hija Keiko Fujimori admitiera
en plena campaña electoral haber recibido US$ 10,000 dólares de la familia Martínez
alias “olluquito” comprobado narcotraficante en el caso Hayduk. Tampoco
sorprende el hallazgo de 100 kilos de cocaína en los almacenes de la compañía
de Kenyi Fujimori, blindado por su condición de actual parlamentario con la
complicidad de la prensa basura, que hacen mutis para tapar el caso, y no
llegar hasta las últimas consecuencias. El negocio del narcotráfico atraviesa
todas las esferas del poder y sociedad, inoculándose en la política y en todas
las instituciones de los poderes públicos en el Perú, el escándalo de Lourdes
Flores y el caso Cataño - la vinculación de la familia de los Sánchez Paredes
con el partido Aprista, el escándalo de la compañía peruana Aero Continente, en
el gobierno de Alejandro Toledo, la captura de la ex – parlamentaria de Gana Perú,
Nancy Obregón, involucrada en actos de narcotráfico, que compromete al gobierno
actual, son muestras de cómo esta “industria” delictiva, opera en el País.
LOS NARCO INDULTOS
Hoy
que el escándalo de los “narco indultos” está en pleno apogeo, y cada día brota
pus, conforme avanzan las investigaciones, solo es síntoma que el narcotráfico ha
llevado al Perú a ser una nación lumpen, que en el caso especifico de la
comisión de gracias presidenciales, fue la conformación de una
organización criminal que tomó por asalto dicha comisión. Sin embargo habrá que esperar el desarrollo de los acontecimientos y que
las investigaciones lleguen hasta las últimas instancias.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Durante
la primera década del siglo XXI el Perú carga como vergüenza nacional ser el
primer productor mundial de cocaína. Por ello, el narcotráfico se ha
aprovechado de un País cuya debilidad es su sistema institucional, sus
procedimientos y los organismos de control que no funcionan, sus fronteras y policías
son permeables y corruptos. Pero sobre todo, políticas de estado, como en el
segundo gobierno del Ex – Presidente Alan García Pérez alias “panzón” refleja
hasta donde a avanzado este flagelo, antes que estabilidad y seguridad para la sociedad,
es una seria amenaza para nuestras futuras generaciones.