miércoles, 24 de julio de 2013

Perú te quiero, por eso te defiendo










Por Lucio Agustín Torres





En el futbol y la política, Perú; parecía resignado a ver los acontecimientos desde la televisión. Los movimientos sociales aparecidos en el mundo, la primavera árabe, los indignados en España, Grecia, Portugal, los Ocupa en EE.UU. los estudiantes en Chile y actualmente Brasil, todos ellos fenómenos sociales, qué con ayuda del internet han producido reacciones espontaneas de multitudes de gentes volcadas a las calles, cuya peculiaridad es la presencia de la gente joven en su gran mayoría los llamados indignados.

HABLAN LOS JÓVENES

“Hay episodios en la vida de mi país que hacen que mi relación con el Perú sea como la de una niña rechazada por un padre imbécil. Es cierto que el Congreso de la República tiene un amplio historial de despropósitos y corruptelas que han hecho muy difícil que los ciudadanos nos sintamos alguna vez representados, pero la última obra de “ingeniería” parlamentaria realizada en beneficio de la lacra de la repartija partidaria es como para quemar el pasaporte y nacionalizarse austrohúngaro”. Nos decía la joven escritora Gabriela Wiener. A su vez Claudia Cisneros dice: “Como ciudadanos de un país pobre en cuadros políticos con verdadera vocación social, hemos aprendido a tener que convivir con cierto grado de degradación política. Pero todo tiene un límite, y lo que pasó en el Congreso con la repartija de cargos del Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo traspasó ese límite. Y esta no es una percepción de un grupo de izquierda, de derecha, o de centro. Es unánime. Simpatizantes de todos los partidos y tendencias políticas hemos coincidido en repudiar lo que pasó en el Congreso. Los medios de comunicación hicieron eco de ese repudio, las redes sociales también. Y los congresistas nos escupieron en la cara tres veces la mañana en que casi unánimemente rechazaron tres mociones para suspender, posponer o mandar a la Comisión de Constitución el deshonroso pacto partidario. Nos hemos sentido atropellados, abusados por el poder que les dimos para representarnos y al país. ¿Quién nos representa ahora? Nadie. Ni Ollanta, ni Toledo, ni PPK, ni el APRA de Alan (que se subió al coche solo porque no alcanzó quórum para la repartija), ni Lourdes, ni Keiko, ni ninguno de sus congresistas. Nadie creerá que el negociado lo hicieron los congresistas a espaldas de sus líderes. Sí, yo voté por Ollanta para evitar que el fujimorismo, el mayor violador y destructor de las instituciones, la constitucionalidad y la democracia accediera al poder. Ver a los políticos actuar de esa misma manera, autoritaria, abusiva y a espaldas del país, es verlos fujimorizados”.

PUNTO DE QUIEBRE

Si el miércoles 17 fue declarado Día de la Vergüenza Nacional, desde las redes sociales, el viernes 19 debiera considerarse como el Día del Cinismo Nacional, pues, los “líderes” desde el Presidente de la Republica y los comprometidos en actos de corrupción han salido presurosos a decir que les preocupa el país, asumen poses de serios haciendo dizque análisis político y se deshacen en interpretaciones y consejos para desvirtuar que la ira provocada por esta especie de ukase congresal no expresa el hartazgo popular hacia la corrupción política sino solo contra la repartija como supuesto hecho aislado. Las marchas que han proliferado en toda las ciudades del país convocadas por los jóvenes y no-tan-jóvenes que se sienten indignados y molestos ante las componendas de la clase política peruana rescatan ese malestar ciudadano que permite cristalizar la furia en una protesta política pacífica que, no solo plantea caos y revueltas, sino sobre todo salidas y esperanzas. El clamor popular lo que exige es simplemente el nudo central de toda democracia: que los representantes escuchen a los representados y no nos conviertan en tutelados con la pretensión de que saben escoger por nosotros, pues nosotros los escogimos a ellos.

NUEVOS VIENTOS

El saldo del sismo ha sido devastador para la clase política. El enjuague laboriosamente armado se cayó en 24 horas; la mayoría de los nombrados tuvieron que dar un paso al costado; Ollanta Humala y Keiko Fujimori –que propiciaron el estropicio– tuvieron que recular, anunciando que sus bancadas anularían la elección; defensores de Pilar Freitas, como Juan Sheput y Susana Villarán, quedaron colgados de la brocha; Víctor Isla –a quien los parlamentarios de PP acusan de haber propiciado el desastre, anunciando que estaba decidido a colocar “hasta a un mono” en la conducción de la Defensoría del Pueblo – fundió fusibles como candidato a la reelección para la presidencia de la mesa directiva del congreso. El costo ha sido especialmente alto para Humala, a quien le estalla en la cara la peor crisis de su gobierno a una semana del discurso que debe pronunciar por las Fiestas Patrias, cuando pasa por una fuerte pérdida de popularidad y se agrava la sensación de falta de liderazgo que transmite, precisamente en el periodo crítico de renovación de la conducción del congreso.

FUJIMORI Y GARCÍA LA MISMA PORQUERÍA

Fujimori está en la cárcel por corrupto, García es investigado por cientos de narco indultos y Toledo sigue entrampado en extrañas compras de inmuebles que no logra aclarar. Los tres últimos presidentes carecen de autoridad moral. Si a todo esto agregamos la traición de plan de gobierno de Ollanta Humala. La ciudadanía está iracunda con la política, con la élite que gobierna al país desde 1990. No hay un objetivo claro. La furia es contra todos. “Que se vayan todos” gritaba la multitud o coreaban frases como: “Fujimori y García la misma porquería” “No a la Repartija” “Aquí allá el miedo se acabo”  “Vamos pueblo carajo, el pueblo no se rinde carajo” “Perú te quiero, por eso te defiendo”.
Nosotros vemos con mucha esperanza el despertar de los jóvenes en el Perú.