El Perú no está preparado para una Depresión Económica
Por Lucio Agustín
Torres
La Universidad del Pacifico y Bruno
Seminario, economista, investigador, profesor de esa casa de estudios, acaba de
presentar su libro: “Cuando
despertemos en el 2062: visiones del Perú en 50 años” el autor analiza los ciclos económicos del país en
el periodo 1700-2010, la estadística económica más extensa de la historia
peruana. Y, según esa trayectoria del PBI, proyectó lo que podría suceder en los próximos
años. Históricamente, cuando la economía crece lo hace durante 32 años más o
menos, y se contrae durante unos 18 años. Los periodos básicos son de 50 años.
Si fijamos la fecha en 1992, y aplicamos la probabilidad de la experiencia
histórica, esta cosa debería durar hasta el 2028 más o menos. Podría ser una
caída de -10% ó -15% si es mal administrada. Siendo más optimista, sería una
caída de -4% ó -5%, aproximadamente durante diez años. Claro que no es un
resultado inevitable, porque si el Gobierno reconoce la situación e inicia
desde ahora algo para cambiarla, se podría revertir. El crecimiento actual, nos
dice Bruno Seminario; es muy parecido al crecimiento
del periodo 1942-1973: la época de la sustitución de importaciones.
Inicialmente, el actual crecimiento económico ha sido, incluso, inferior.
Últimamente, desde el 2005, comenzó a excederlo por poquito, pero no sabemos
cómo terminará. Solamente hay quince años de este auge, y más o menos en
promedio debería durar 32 años.
Hacia el 2028 este crecimiento comenzaría a descender. En el periodo 1942-1973 hubo una primera fase de
fuerte crecimiento de las exportaciones primarias. La gente ha olvidado eso. En
1950, se comenzó a procesar la mina de Southern y se descubrió la pesca, porque
antes no se explotaba la anchoveta. Hubo un auge exportador enorme en el Perú,
así que yo no veo mucha diferencia con lo que ocurre ahora. Esa fase duró desde
1947 hasta la década del sesenta, cuando caen las exportaciones.
Lo único diferente es que todo sucedió al revés. En el periodo 1942-1973 se comenzó con la
agricultura (azúcar y algodón) y después se desarrolló la minería. Y el actual
crecimiento empezó con la minería y luego con la agroindustria, que surgió
tardíamente en los últimos diez o quince años.
Si el gobierno, sigue apostando por los
mismos sectores, como la minería y la construcción, y espera el 2020 para
exportar otra cosa, ya no hay mucho que hacer. Si el Gobierno reconoce que esto
es transitorio, necesitaría desarrollar un sector que no dependa de esos
factores y que sea independiente. Tiene 15 años para hacerlo. Se necesita de un
sector que ayude al país a crecer cuando se llega a esta fase de descenso.
Tiene que ser un sector suficientemente grande como para poder jalar toda la
economía. Una posibilidad podría ser impulsar el turismo en el país en estos
próximos diez años. Ahora recibimos 2 millones de
turistas, pero al 2028 se necesitarían unos 10 millones de turistas. Eso sería
lo suficientemente poderoso como para cancelar los efectos de la contracción. Si tú examinas la estructura de ocupación en
el Perú, llegas a dos conclusiones: 1) el Perú ya no es un país agrario, sino
urbano; y 2) la mayoría de gente no trabaja ni en la minería ni la manufactura,
trabaja en el sector servicios. Entonces, toda solución de crecimiento se tiene
que dar en las ciudades y pasa por estimular el sector servicios. Y éste crece
por el aumento del gasto público o las exportaciones, como las de la minería.
Entonces, necesitamos una fuente de demanda equivalente, que sea exógena y que
haga crecer el sector servicios cuando los otros sectores se paren, porque son
dos tercios de la economía. Y eso puede hacerlo el turismo. Es lo único que
tiene suficientemente fuerza para dinamizar la economía. Los turistas vienen,
gastan, y así estimulas todo lo que es entretenimiento y diversión, así como
hoteles y restaurantes. Tiene un efecto multiplicador altísimo. Ese sector es
fuerte, pero para que funcione tiene que aumentar de 2 a 10 millones de
turistas al 2028. Se necesitaría unos 15 mil millones de dólares adicionales.
Hay algunas ramas de la industria que puedes
mejorar la productividad. El problema es que la mayor parte son en realidad
productos primarios. ¿Qué diferencia hay entre los espárragos y la harina de
pescado? Yo no veo ninguna. Los únicos que no son materia prima son
determinados textiles, pero no crecen mucho. Igual las confecciones. Para que
esta cosa funcione necesitamos exportar 8 mil ó 10 mil millones de dólares.
Para sostener los niveles de crecimiento que estamos proyectando hacia el 2028
no podemos exportar 500 millones de dólares. Necesitamos complejos que den 4mil
o 6 mil millones de dólares. La
participación de las exportaciones mineras desde principios de los noventa es
60%. ¿Cómo se ha diversificado la economía? El que te enseñen un montón de
productitos, que cada uno exporta 50 mil dólares, eso no es diversificación.
Necesitamos un complejo nuevo que reemplace la minería. No digo que se
reemplace inmediatamente, pero tiene que estimular otros sectores que sean capaces
de reemplazarla. La minería puede seguir creciendo, pero se tiene que generar
un sector lo suficientemente potente sin los límites obvios de la minería y la
agroindustria. El turismo podría ser uno, porque eso te garantiza exportación
de servicios. Y esas son políticas de 15 años. No es política monetaria ni
fiscal. Supongo que tiene que ser una
concordancia entre el sector privado y el sector público, porque requieren
políticas que comprometen a tres o cuatro gobiernos. Y la rentabilidad de ellas
no es inmediata. Hay que hacer paquetes de inversión acordados, pero definirlos
en sectores importantes. Los únicos que hacen concertación de inversiones es el
Ministerio de Energía y Minas, por eso todo es minería. El resto son un millón
o dos millones de dólares de inversión: con eso no llegamos a ninguna parte. Se
necesita una institución pública o privada que defina el problema y plantee las
soluciones.Yo defendería un proyecto que combine algunas
ramas de la manufactura, explica Bruno Seminario, pero fuertemente apoyado en
el sector terciario, porque ahí es donde está concentrado el empleo, es el más
intensivo en trabajo calificado y no tiene competencia china. Por ejemplo, el
esquema de desarrollo de España entre 1950 y 1973, básicamente se concentró en un
estímulo al sector terciario. Eso te da plata, te da empleo, te produce ingreso
y una vida tranquila. Ese es el modelo que necesitamos. El investigador de la UP, Bruno Seminario,
calculó que las reservas de contingencia solo soportarían una caída de 1% ó 2%,
pero no una de más de 9%. Y así el Perú repetiría su historia: borrar todo lo
avanzado. La solución -dijo- es una economía diversificada. El Perú no está
preparado para afrontar una crisis económica. Eso es hablar a medias tintas: asegura que el Perú está preparado solo
para pequeñas recesiones, pero no para una depresión económica. En otras
palabras, las depresiones económicas han borrado los logros de las épocas de
expansión
Para él, los niveles récord de las Reservas Internacionales Netas (US$ 68,400
millones) y el Fondo de Estabilización Fiscal (US$ 7,169 millones) no sirven de
mucho en una visión de desarrollo de largo plazo.
El Perú es
un país subdesarrollado porque no ha sabido administrar los riesgos a lo largo
de su historia. En otras palabras, las
depresiones económicas han borrado los logros de las épocas de expansión.
Para él, los niveles récord de las Reservas
Internacionales Netas (US$ 68,400 millones) y el Fondo de Estabilización Fiscal
(US$ 7,169 millones) no sirven de mucho en una visión de desarrollo de largo
plazo.
“Eso funciona con recesiones poco intensas, de caídas de 1% ó 2%, ciclos de
corto plazo. Eso no nos preocupa, porque está solucionado. Yo estoy hablando de
una depresión, de un efecto de largo plazo. El problema es el timing: si la economía cae
9%, eso se demora en recuperar unos diez años. Los impuestos del Estado y las
reservas no van a alcanzar. Con una caída de entre 10% y 25% en los términos de
intercambio, en dos años ya te quedaste sin reservas. ¿Y si en ese tiempo no se
arregló?”, opinó.
Si el Perú insiste en ‘blindarse’ en base a este modelo, Seminario explicó que
casi todo el crecimiento económico tendría que destinarse básicamente a
ahorrar, algo que no tiene sentido. “Tendríamos que tener un buffer stock enorme. Para
que alcance, se tendría que ahorrar entre el 80% y 90% de los ingresos
fiscales”. Lo que realmente se debe hacer
-planteó Seminario- es diversificar la economía y potenciar un sector económico
capaz de compensar una caída abrupta de la minería, y ese podría ser el sector
turismo. “El Estado solo tiene políticas a tres o cuatro años. Para evitar una
depresión económica necesitas políticas de 15 a 20 años. No hay instituciones
que hagan ese trabajo. Es una falla institucional. Si logramos desarrollar esas
instituciones, esas cosas no se van a dar”.
Realmente este libro es un importante aporte académico
y una campana de alerta, a la borrachera Neoliberal que vive el País, con el
crecimiento económico. En la historia económica del Perú, ha existido otros
momentos de bonanza que no fueron aprovechados, no repitamos errores pasados.
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