Por Lucio Agustín Torres
Los seis más
grandes bancos de la nación reportaron $ 23000 millones de ganancia en el
segundo trimestre. La preocupación más
apremiante para los bancos es una nueva regla relativamente dura que podría obligar
a las instituciones bancarias a seguir acumulando más capital.
Pero los bancos, que
ahora parecen tener un menor número de aliados en Washington desde la crisis
financiera, podrían ser víctimas de su propio éxito. El secretario del Tesoro,
Jacob J. Lew, pidió una rápida adopción de las normas introducidas por la ley
de reforma financiera Dodd-Frank, Sin embargo, algunos analistas se muestran
escépticos al Tesoro y la Reserva Federal – sobre la posibilidad que estos
organismos puedan prestar su apoyo a las medidas “agresivas” que los
legisladores están contemplando. "Los recientes comentarios pueden ser un
intento de obtener algún beneficio político que parecen resistentes a la banca.
Y los comentarios enviados podrían ser destinadas a reducir cualquier impulso
que las piezas más draconianas de la legislación bancaria están ganando en el
Senado".
Las instituciones
“Demasiado grandes para quebrar” han sido las directas beneficiadas con la
crisis económica y financiera desde el 2008 – La profunda crisis de
2008-2009 provocó un alud de interrogantes sobre el sistema capitalista,
incluso abundaban las críticas entre sus defensores más fervientes. La
democracia fue reemplazada con un estado corporativo, establecido sobre la
puerta giratoria entre el Tesoro y Wall Street, por donde se canaliza la
riqueza pública hacia los cofres de las finanzas privadas. La brecha entre el
bienestar social y las operaciones financieras es definitiva. La actividad de
Wall Street no tiene una utilidad social, sus agentes se enriquecen a sí mismos
sin hacer nada que los redima. El capitalismo demostró de manera concluyente
que prospera mediante la degradación de decenas de millones de trabajadores y
el rechazo de cualquier reclamo de reforma y regulación. El capitalismo real
existente no puede ser encaminado a mejorar los estándares de vida o a
garantizar el empleo sin miedo a los despidos en gran escala, repentinos y
brutales. El capitalismo, tal y cual lo experimentamos a lo largo de la década
pasada y lo experimentaremos en el futuro próximo, está en oposición polarizada
con la igualdad social, el proceso democrático de toma de decisiones y el
bienestar colectivo. Las ganancias récord de los bancos “Demasiado grandes para
caer” son logradas mediante el saqueo del tesoro público, el quite de pensiones
y la prolongación de "trabajar hasta morir", la bancarrota de la
mayoría de las familias causada por los costos exorbitantes de los servicios
médicos y de la educación privatizada y corporativa. Más que nunca la historia
reciente, demuestra un récord de que las mayorías rechaza el gobierno de y para
los banqueros y de la clase corporativa dominante .Las desigualdades entre el
1% en el tope y el 99% en la base ha alcanzado proporciones récord. Si esto no
lo entendemos, ninguna ley cosmética o regulatoria podrá con el poder de los
bancos, convertidos ahora en instituciones delincuenciales del poder sistémico.