viernes, 20 de mayo de 2011

La estafa Financiera llevo a la Crisis.



Lucio Agustín Torres *

Para comprender la interacción entre las burbujas y los fraudes financieros, es muy útil revisar la quiebra de Enron , una empresa que tardó apenas 24 días en pasar de un valor de 70.000 millones de dólares, a poco más de 100 millones de dólares. ¿Cómo se consigue este milagro de rebajar el valor de las acciones al 0,2% de su valor inicial en cosa de días? Muy simple: con la contabilidad creativa y la magia de los mercados desregulados. Enron fue uno de esos milagros que en apenas un par de años, pasó de ser una empresa convencional de gas en Texas, a participar en gran parte del mercado energético mundial, y a ser el sexto grupo empresarial de Estados Unidos, de acuerdo al ranking de la revista Fortune . Comprender cómo una empresa logra desarrollar un negocio tan grande y en tan corto tiempo es complicado hasta para las propias compañías auditoras. Pero lo más difícil es desentrañar la madeja de ocultamiento de deudas en empresas fantasmas que apelaban a lo que Ronald Reagan llama “la magia del mercado”.
Enron nació en 1985 y la historia de poder y ambición de los tres mosqueteros de Enron, Jeffrey Skilling, Kenneth Lay y Andrew Fastow (los chicos más listos de la sala), está muy ligada al Estado de Texas. Parte de su control del mercado se basó en las generosas donaciones al mundo político, por más de 6 millones de dólares. El gobierno de George W.Bush supo compensar los favores de Kenneth Lay , al tenerlo como asesor energético, aunque Lay había hecho esfuerzos para ser Ministro. Sin embargo, Enron gozó de contados privilegios como el lanzamiento, a fines de 1999, de Enron Online, un sistema de transacciones globales en internet que permitía realizar transacciones en línea, y en todo el mundo. En solo dos años, la plataforma de comercio electrónico de Enron llegó a realizar 6.000 transacciones diarias por un valor de 2.500 millones de dólares, toda una burbuja paralela y camuflada con la de las
puntocom. Esto estimuló en Jeff Skilling la idea de la contabilidad creativa y en Andrew Fastow el desarrollo de empresas mágicas para ocultar, en principio, las ganancias fraudulentas generadas por la manipulación de precios que conseguían por la vía del Valor Futuro Hipotético (VFH), el invento de Skilling que le reportó cientos de millones de dólares de ganancias en el período de las vacas gordas.
El caso Enron nos ayuda a comprender las operaciones que están en la génesis de una burbuja especulativa y la cadena de fraudes que corroe el sistema hasta que este colapsa.
T ras el fraude de la crisis subprime en Estados Unidos. Una oleada de pruebas demuestran que los grandes bancos, aquellos demasiado grandes para caer, incurrieron en prácticas fraudulentas para la ejecución de las hipotecas, llegando incluso a cometer auténticos delitos.
Firmas falsas, documentos adulterados u omitidos, forman parte del trasfondo cada vez más oscuro de la actual crisis. Los grandes bancos contrataron a falsificadores para dar curso a los préstamos. De hecho hasta el presidente Obama ha sido objeto de robo de firma. Los bancos argumentan que esos son simplemente “vicios de procedimiento” que no afectan la calidad del sistema. Pero la realidad dice otra cosa. Los fraudes de estas empresas implican una cadena de pasos claves. El primer requisito es que exista crecimiento económico. Cuando la economía crece genera confianza e introduce la idea de solvencia hasta en los pocos solventes. Esto lleva al Segundo paso: conceder préstamos a los nuevos solventes, pues su solvencia les permitirá solventar los altos intereses del sistema. Ambos pasos generan una retroalimentación positiva (u entropía positiva) que impulsa tanto al prestamista como al deudor en la espiral de la confianza. El tercer paso es el uso de las influencias recíprocas: Tanto del prestamista como del deudor ponen todo sobre la mesa para sacar adelante un crédito por U$. 300,000 - U$.400, 000. La operación permite buenas ganancias y genera una alta rentabilidad durante la fase de expansión de la burbuja, dados los pasos uno y dos.
Cabe hacer notar que la expansión de la burbuja responde al mismo fenómeno del esquema ponzi a medida que entra nueva materia prima demandante de crédito, dispuesta a cubrir los costos del préstamo, el gran globo de la burbuja se mantiene a flote, como un gigantesco Zeppelín surcando los cielos. Pero basta un pequeño crack, un pinchazo que desinfle el globo (es decir, caída en la clientela), para que nuestro gran Zeppelín se vaya a pique y arrastre con todo a su paso. Interesa dejar en claro que en todo esto hay una parte de premonición. Es decir, se sabía que la burbuja era insostenible y por ello los hábiles ejecutivos de la banca diseñaron las dos opciones clásicas que permitieron mantenían el sistema anclado a tierra firme más tiempo del permitido. Con la sola salvedad de que en este caso lograban comprometer a los gobiernos y ciudadanos. El primer mecanismo fue la creación de los Derivados de Deuda Colateralizada (CDO), que
consistió en hacer paquetes con un gran volumen de estos préstamos hipotecarios y sacarles el timbre de la triple A, es decir hacerlos pasar por deuda de la máxima calidad, pagadera en toda circunstancia. El segundo mecanismo, curiosamente, fue asegurar estos CDO a través de los Derivados de Incumplimiento Crediticio ( CDS ) por si algo eventualmente fallaba y ocasionaba cierto barullo. Ambas operaciones cerraron el círculo del ganar-ganar. Porque ganaban si todo salía bien, y también si todo salía mal, algo que hasta hace algunos meses parecía un chiste de mal gusto.
Sería bueno, el gobierno admitirá sus errores, especialmente si puede culpar a los extranjeros. China se convierte en el chivo expiatorio del fracaso de EE.UU. Ha crecido toda una industria que apunta con el dedo a China y no a los 20 años de exportación de puestos de trabajo de EE.UU. y 9 años de guerras costosas e inútiles de EE.UU. Mientras estafas financieras han sido las que nos han conducido a esta crisis de escala mundial.

Director de Blogs Alternativos en Red *

Publicado 03 noviembre 2010.

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