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domingo, 18 de noviembre de 2012

Desempleo y Trabajo





Por Lucio Agustín Torres




Vivimos tiempos difíciles - crisis económica globalizada- sistémica, desde 2008 hasta hoy, pero: los más afectados, sin duda; la clase trabajadora, la gran mayoría de la población, el 99% - que vive de un salario para subsistir.

En teoría económica, el ciclo económico estudia la parte de la desocupación. El desequilibrio entre la demanda y la oferta de trabajo crea el fenómeno económico que se llama desocupación. La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) ha considerado desocupado a quien, "pudiendo y queriendo trabajar, no encuentra un empleo correspondiente a las propias aptitudes y a las propias exigencias justificadas". La desocupación puede ser total o parcial. Esta última se presenta cuando se disminuye el horario diario de trabajo o se alternan los días de actividad con otros de inactividad.  Desde otro punto de vista, la desocupación puede ser estacional, cíclica y secular. La primera se origina en aquellas actividades de la producción, industria o comercio que están sujetas a variaciones periódicas por causas climáticas, económicas o de otro orden. al respecto, es la falta de trabajo en el campo, debido a la pérdida de las cosechas, especialmente en aquellas zonas de explotación agrícola extensiva; o el paro transitorio de los obreros, en particular de los trabajadores a domicilio, de la industria del tejido y otras de la indumentaria, que deben renovar sus existencias al cambio de cada estación. Las cifras oficiales sobre el desempleo en Países como Grecia o España, bordea dos dígitos (24%) EE.UU. (8.2%) sin embargo; comunidades como Afro-americana e hispana también bordea dos dígitos (15%) son las más afectadas, es decir: ejércitos de millones de personas que han pasado a ser desplazados por el sistema.

Sin embargo quienes mantienen una plaza laboral, lo hacen cada día, recibiendo un salario miserable – y en condiciones de sobre explotación: El trabajo, decía Marx…”La Economía Política Oculta la enajenación esencial del trabajo porque no considera la relación inmediata entre el trabajador y la producción. Ciertamente el trabajo produce maravillas para los ricos, pero produce privaciones para el trabajador. Produce palacios, pero para el trabajador chozas. Produce belleza, pero deformidades para el trabajador. Sustituye el trabajo por maquinas, pero arroja una parte de los trabajadores a un trabajo bárbaro, y convierte en maquinas a la otra parte. Produce espíritu, pero origina estupidez y cretinismo para el trabajador” (1)
“Hay dos visiones de Estados Unidos para dentro de cincuenta años. Una es una sociedad más dividida entre ricos y pobres, un país donde los ricos viven en urbanizaciones cerradas, envían a sus hijos a colegios caros y tienen acceso a una atención sanitaria de primera calidad. Mientras tanto, el resto vive en un mundo marcado por la inseguridad, por una educación a lo sumo mediocre y una atención sanitaria racionada a todos los efectos, donde la gente espera y reza por no ponerse gravemente enferma. En la parte más baja hay millones de jóvenes alienados y sin esperanza. He visto ese cuadro en muchos países en vías de desarrollo; los economistas incluso le han puesto un nombre: economía dual, dos sociedades que viven una al lado de otra, pero que apenas se conocen, que apenas imaginan como es la vida al otro lado. Ignoro si nosotros caeremos en las profundidades de algunos de esos países, donde las barreras son cada vez más altas y las sociedades se distancian cada vez más. No obstante, esa es la pesadilla hacia la que avanzamos lentamente”. (2)
Desempleo y trabajo precarizado son resultado del fracaso  de politicas Neoliberales implementadas en tres decadas a nivel mundial, los resultados estan a la vista.


DIRECTOR GRUPO EDITOR DEL NORTE

NOTAS

1-     Manuscritos económicos y filosóficos, Karl Marx,pag 38-1844.
2-     El Precio de la Desigualdad, Joseph Stiglitz, 2012.Loc 7206 E-Book.

jueves, 19 de mayo de 2011

Antecedentes de la crisis Económica.


Lucio Agustín Torres *

La economía tradicional se encuentra entrampada buscando respuestas a esta crisis. Se piensa que es la mayor en 60 años y se compara justamente con las crisis ocurridas en los últimos 60 años, en los cuales las recesiones duraron un promedio de 10 meses. La actual crisis comenzó en diciembre 2007 y lo más probable es que se prolongue gran parte del próximo año.
Hablamos de una crisis que tendrá una duración de 36 meses, si acabara en diciembre del 2010. El triple del promedio de las anteriores crisis.
Por eso que esta crisis debe compararse con las previas a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, a la hora de hacer esos análisis se choca con la contundente realidad: no hay datos. Si bien el índice de producción industrial en EEUU comienza en 1919, la serie del PNB parte solo en 1929, y las estadísticas de desempleo en 1940. En los primeros años del siglo XX los datos macroeconómicos eran poco recolectables. Sólo con la implementación de las ideas de Keynes, que marca el nacimiento de la macroeconomía y de las disciplinas de política económica, el tema adquiere relevancia y desde 1947 los datos y las estadísticas son elementos esenciales del mundo económico.
Un recuento de los períodos recesivos desde 1855 nos demuestra que las crisis no han sido más breves en los últimos 60 años. Exceptuando la Gran Depresión, que se prolongó por 34 meses, los períodos anteriores a la Segunda Guerra Mundial, tuvieron duraciones de 6 a 12 meses. La crisis que estamos viviendo estará entre las grandes de la historia.
Más allá de los criterios técnicos, las repercusiones de esta recesión han sido muy grandes, todavía no se han superado y no parece que se esté cerca de ello. La recuperación procede a un
ritmo muy lento y, además, ha perdido fuerza en meses recientes, de modo que el sector privado no responde mediante el gasto de consumo e inversión para provocar un crecimiento más rápido.
Se siguen perdiendo empleos y la tasa de desempleo en septiembre fue todavía de 9.6 por ciento, lejos de un nivel consistente con una sólida recuperación. La industria de la construcción sigue deprimida y hay fuertes conflictos entre deudores de hipotecas y bancos, que presionan para ejecutar los créditos. La expansión hipotecaria no sólo llevó a un endeudamiento excesivo, sino que las prácticas bancarias han generado un severo problema que involucra los derechos de propiedad debido a la forma poco limpia en que se hicieron los contratos. Este aspecto es muy relevante en un país que se precia de la existencia de un fuerte estado de derecho y donde muchos de esos contratos se dirimen hoy en los juzgados. Eso ocurre en un ambiente en el que los grandes estímulos fiscales aplicados por el gobierno de Barack Obama se agotan y cuando en el campo político han surgido disputas frontales con respecto a la intervención pública, sobre todo por la vía del gasto y sus efectos en el aumento del déficit fiscal. La fracción más conservadora del Partido Republicano, el Tea Party, amenaza con provocar una severa derrota para los demócratas en las elecciones legislativas de noviembre. Con las medidas fiscales prácticamente en estado de coma, la Reserva Federal se apresta para intentar una nueva ronda de estímulos monetarios y allegar más dinero a los mercados. Esto sucede en un entorno de tasas de interés muy bajas (entre cero y medio por ciento) y de un reducido crecimiento de los precios (1.14 por ciento a tasa anual en septiembre).
La preocupación es que en medio del letargo prevaleciente en la producción, el consumo y el empleo, los precios bajen y se llegue a una deflación, o sea, un crecimiento negativo. Este es el espectro de la experiencia japonesa de la última década. Una situación como esa agravaría las condiciones económicas. La Reserva Federal considera que los precios deben crecer a una tasa de 2.5 por ciento anual para que se cumpla el mandato que tiene de crear y preservar las condiciones de crecimiento y de estabilidad de precios. Una de las consecuencias de la crisis es que ahora los técnicos estiman que lo que se llama la tasa natural de desempleo, o sea, aquella consistente con la estabilidad de los precios, es de entre 5 y 6.7 por ciento. Esta es muy elevada y el rango es muy amplio con respecto a situaciones anteriores, cuando dicha tasa se estimaba entre 3 y 3.5 por ciento. Hay, pues, efectos de tipo estructural que se han ido creando en los últimos años con la expansión de las actividades del sector financiero, con la manera en que se ha ido ajustando el sector de la producción, y los episodios de crisis como las que ocurrieron en 2001 y 2008. El escenario que se advierte, entonces, es de una lenta expansión productiva, con más desempleo y precios a la baja. Si la economía no responde a las nuevas medidas de política monetaria habrá un entorno cada vez más complicado dentro de aquel país, incluyendo la creciente deuda y el déficit fiscal. A eso hay que añadir los efectos adversos fuera, ya sea a la manera de fricciones con otras economías, como la china, o con una baja capacidad de arrastre
para otras como la mexicana. Hoy se advierten los movimientos de varios gobiernos para proteger sus economías, especialmente con la manipulación del valor de sus monedas y con prácticas comerciales que benefician a sus productores. Los intentos para alcanzar acuerdos colectivos no están dando resultado y ahí se abre un espacio de nuevos conflictos. Este escenario se complica con las reformas laborales y del sistema de pensiones, o bien, con las acciones y exabruptos contra las inmigrantes en Europa.
Ejemplos como el de Francia, donde las masas se han lanzado a la protesta y han enfrentado políticas anti-populares, demuestran el camino a seguir. Depende de nosotros. ¿Estaremos preparados?...

Director de Blogs Alternativos en Red *

Publicado 29 octubre 2010.