Por Lucio Agustin Torres *
El ego
colosal del ex presidente Alan García no solo es criticado en el Perú, ahora lo
es también a nivel mundial. Su visionario optimismo sobre el crecimiento de la
economía mundial fue derrumbado en pocos segundos por expertos extranjeros,
panelistas del programa Oppenheimer de CNN en español, quienes aseguraron que
el ex mandatario “vive en otro planeta” y lo tildaron de “desinformado”. Este
hecho sucedido hace unas semanas atrás, nos brinda la oportunidad de referirnos
a temas económicos que no se habla en periódicos –tergiversados por demagogos
como García.
A pesar
que en la última década, la producción de bienes y servicios en el país casi se
ha duplicado –principalmente debido al aumento de la productividad, el salario
mínimo real tan solo creció 1 por ciento, y el salario medio real 0.9 por
ciento. Es decir, hubo más plata pero se repartió peor, lo que confirma que
“crecimiento económico” no es igual a “bienestar de la población”.
Precisamente,
la parte más política de la economía es la distribución del excedente, que tan
solo tiene tres destinos posibles: utilidades, impuestos y salarios. De estos
tres, lo que más ha crecido en el Perú son las utilidades de las empresas, pues
tanto la presión tributaria, como la participación de los salarios en el PBI se
mantienen en niveles bastante bajos.
De cada 100 soles que se producen en el Perú, solo 15.3
van a la caja fiscal vía impuestos (presión tributaria 2011) y 21.2 a los
trabajadores vía salarios, mientras que 63.1 representan las ganancias del
capital y en menor medida (10%) la de los independientes (excedente de
explotación).
En el caso de los salarios, la falta de mecanismos
periódicos y previsibles de aumento de las remuneraciones en relación con
inflación y productividad; y la satanización de los sindicatos y –en
consecuencia- la práctica desaparición de la negociación colectiva, convierte
cada aumento salarial en una intensa lucha hasta ahora perdida por los
trabajadores.
Esa derrota del campo laboral se ha intensificado
conforme la economía ha ido creciendo más, lo que configura un escenario de
desigualdad creciente. La participación de los ingresos de los trabajadores
como porcentaje del PBI ha caído de 25.1 a 21.2 por ciento en la última década y
ni que decir si tomamos como punto de partida el año 1990, cuando los
trabajadores se quedaban con el 30.1 por ciento de la torta del PBI.
Para entender este indicador podemos decir que de cada 100 soles que se producen hoy en el Perú, 21 soles con 20 céntimos equivalen al salario de los trabajadores, mientras que hace 10 años, antes de la bonanza, ese salario equivalía a 25 soles con 10 céntimos, y hace 20 años equivalía a 30 soles de cada 100.
Si eso sucede en el sector del empleo formal, la gran parte de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada que se encuentra en el subempleo o informalidad laboral, además afronta la ausencia de cobertura de seguridad social de salud y pensiones, entre otros beneficios sociales.
Para entender este indicador podemos decir que de cada 100 soles que se producen hoy en el Perú, 21 soles con 20 céntimos equivalen al salario de los trabajadores, mientras que hace 10 años, antes de la bonanza, ese salario equivalía a 25 soles con 10 céntimos, y hace 20 años equivalía a 30 soles de cada 100.
Si eso sucede en el sector del empleo formal, la gran parte de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada que se encuentra en el subempleo o informalidad laboral, además afronta la ausencia de cobertura de seguridad social de salud y pensiones, entre otros beneficios sociales.
Esa es la paradoja del crecimiento con desigualdad, la
misma que explica que a pesar del llamado “milagro económico peruano” cada vez
más peruanos y peruanas busquen oportunidades en el extranjero. En efecto, ni
en los años en que la bancarrota fiscal, la hiperinflación y la guerra interna
parecían acabar con el país, teníamos a tantos compatriotas migrando. A fines
de los ochenta e inicios de los noventa, salían del país aproximadamente 50 mil
peruanos anualmente a buscar trabajo en otras latitudes. Esa cifra se ha multiplicado
por cinco en la actualidad, es decir 250 mil personas salen anualmente del
territorio peruano a buscarse la vida.
Es que puede haber más trabajo, pero los salarios son lamentables. Desde la mano de obra menos calificada hasta la más calificada, o dicho de otro modo, desde el trabajo doméstico hasta el trabajo de un cirujano se remunera mucho más en países incluso vecinos con menor crecimiento que el Perú.(Cholo Barato).
Además de exportar materias primas, terminamos exportando gente, y mucha de ella con talento. Y pensar que muchos compatriotas creen en las recetas del “vendedor de cebo culebra”.
Es que puede haber más trabajo, pero los salarios son lamentables. Desde la mano de obra menos calificada hasta la más calificada, o dicho de otro modo, desde el trabajo doméstico hasta el trabajo de un cirujano se remunera mucho más en países incluso vecinos con menor crecimiento que el Perú.(Cholo Barato).
Además de exportar materias primas, terminamos exportando gente, y mucha de ella con talento. Y pensar que muchos compatriotas creen en las recetas del “vendedor de cebo culebra”.
* Director Grupo Editor del Norte.
ANEXO
CUADRO 1
CUADRO 2