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domingo, 13 de mayo de 2012

Graduados y un Futuro Incierto


  


Por Lucio Agustin Torres *


Estamos en una época de crisis, en una época de austeridad, en un tiempo donde los pobres están siendo más pobres y los ricos más ricos a un ritmo tan acelerado que en cualquier otro momento en la historia reciente de los EE.UU. En un anterior editorial escribíamos que la crisis atacaba a los más débiles, entre ellos los jóvenes, terminando sus estudios por esta fecha y con un futuro incierto, por los altos costos de educación superior.  ¿Sabia usted, por ejemplo; amigo lector -que la deuda estudiantil universitaria es de 1 Trillón de dólares?

Un Poco de Historia

Durante la presidencia de Ronald Reagan, él lanzó un ataque masivo contra la ayuda federal a los estudiantes. El presupuesto de Reagan incluyó una propuesta que reducía profundamente la ayuda en dos programas principales, las concesiones Pell y los Préstamos Estudiantiles Garantizados, para reducir agudamente o eliminar una serie de programas categóricos en la alta educación, y eliminar un grupo de programas sociales o económicos que directamente o indirectamente afectaban a la alta educación. Con raras excepciones, casi todos los colegios y universidades serían afectados por los cortes propuestos que comenzarían en el año académico 1981-82. Al cortar estos programas de ayuda a los estudiantes, Reagan fue contra el espíritu del Acta de la Oportunidad para una Alta Educación de 1965, cuya meta principal era asegurar que una educación universitaria era accesible, para los jóvenes de clase media de este País. Además de esto, él apuntó con eficacia a la gente de bajos ingresos y clase media que necesitaba la ayuda para poder seguir una educación universitaria. El Congreso procuró decretar enmiendas al proyecto de ley que permitiría que ambos programas continúen hasta 1985 y amplió programas tales como el de Préstamos Estudiantiles Garantizados a las familias de la clase media. La enseñanza superior no garantiza un puesto de trabajo en EE. UU. De hecho, más de la mitad de los universitarios recién graduados se encuentran sin empleo o son subempleados, según las últimas estadísticas analizadas por Associated Press. 53,6% de los estadounidenses con un título de licenciatura y menos de 25 años están sin trabajo o buscan desesperadamente empleos a tiempo completo. En total, alrededor de 1,5 millones de jóvenes estadounidenses no encuentran trabajo o se contentan con un número limitado de horas de trabajo por un salario correspondiente.

Al mismo tiempo, el monto adeudado de los préstamos pendientes de pago por educación ya supera la cifra total de la deuda de tarjetas de crédito en Estados Unidos. Cada vez más estadounidenses se persuaden de que una licenciatura resulta ya no es tan indispensable para medrar en la vida. Por eso un gran número de universitarios recién graduados optan por ocupaciones que exigen únicamente la educación secundaria o ni eso.

Las últimas cifras muestran una caída considerable en los empleos disponibles para jóvenes adultos con educación superior. Los analistas sugieren que la tendencia va a empeorar, con sólo tres de 30 ocupaciones en 2020 condicionadas a licenciatura. El informe también indica que los avances tecnológicos desde el año 2000 han eliminado y seguirán eliminando trabajos de nivel medio que pueden ser reemplazados por las computadoras. Lo que habrá es un gran número de puestos vinculados con el trabajo físico.

Además, cualquier crecimiento de aquí en adelante podría ser catastrófico para los bolsillos de los jóvenes estadounidenses. No en vano, el mes pasado se reveló que la deuda de préstamos estudiantiles alcanzó, de costa a costa, la cifra de un Trillón de dólares.
Paul Krugman premio nobel de Economía 2008 y catedrático de la Universidad de Princeton, en un reciente artículo sobre el tema nos dice:” deberíamos dar marcha atrás en las políticas de austeridad que, a efectos prácticos, están constriñendo la economía estadounidense (los recortes estatales y locales sin precedentes que han estado castigando con especial dureza a la enseñanza).
Sí, ese cambio político radical costaría dinero. Pero negarse a gastar ese dinero es insensato y corto de miras incluso desde un punto de vista puramente fiscal. Recuerden: los jóvenes no solo son el futuro de Estados Unidos; también son el futuro de la base tributaria.
Es terrible desaprovechar una mente; pero desaprovechar las mentes de toda una generación lo es todavía más.”



* Director del Grupo Editor del Norte.